Desde que el demócrata Joe Biden fue elegido presidente electo de los Estados Unidos -que no en funciones-, las principales potencias mundiales han visto un halo de luz ante lo que han sido casi cuatro años de hostilidades con el país liderado por Donald Trump.
La industria automotriz ha sido uno de los principales damnificados de las guerras y barreras comerciales que ha emprendido en China y en Europa, y la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA por sus siglas en alemán) ya ha pedido a Biden revertir las políticas comerciales actuales.
Un escenario incierto
La industria automotriz alemana está solicitando el liderazgo de EUU y la Unión Europea para alinear los estándares técnicos y regulatorios y minimizar las barreras comerciales existentes; es decir, menos aranceles.
La VDA ya ha respaldado la propuesta y la presidenta del grupo de presión, Hildegard Müller, cree que Biden podría ser receptivo a revertir las actuales políticas pero también cree que el bloque europeo debería imponerse.
Algo que por otro lado el bloque de los 28 ha hecho.
Alemania, que se ha comprometido a mayores inversiones en instalaciones en EEUU ante la amenaza de Trump, se enfrenta a serias dificultades debido a los altísimos costes energéticos y laborales del país en plena ola de electrificación.
Hace dos años que el actual presidente estadounidense comenzó una suerte de ‘guerra fría’ con el bloque europeo al amenazar con aranceles del 25 % a los vehículos europeos por considerarlos una amenaza a su seguridad nacional.
Desde entonces las tensiones han seguido ahí, y desde el país americano se ha buscado que Europa facilite el acceso de productos estadounidenses al mercado europeo a cambio de un alto el fuego que no ha llegado.
Estados Unidos es el principal destino de los automóviles fabricados en la UE, representando el 29 % del valor total de todas las exportaciones de automóviles de la UE en 2018.
Y Alemania es el principal exportador de coches a los EUU, por lo que también es el que más expuesto está ante una subida de aranceles. Ese 25 % significaría reducir a la mitad el número de vehículos alemanes enviados a los EUU, y una subida de precios en modelos Porsche, BMW o Daimler para el consumidor.
Respecto a la guerra comercial con China, no está claro cómo acabaría con ella el nuevo presidente estadounidense. Según explica Reuters, el equipo de Biden ha dicho que «reevaluará» los aranceles sobre las importaciones de vehículos, componentes y materiales fabricados en China.
Desde que se aplicaron esos aranceles, los precios de materiales como el acero y el aluminio han aumentado, mientras que los trabajos de fabricación han disminuido, según la Reserva Federal. Y la globalización hace que todos vayamos en el mismo barco.
Biden, el comercio y los coches eléctricos
Hace solo unos días la canciller alemana Angela Merkel felicitó a Biden por su victoria electoral y aprovechó para recordar la importancia, según recoge Reuters, de que Europa y EEUU trabajen «codo con codo» para abordar la crisis sanitaria, el calentamiento global, el terrorismo y defender la libertad de comercio.
Si bien no se espera que la llegada del demócrata a la Casa Blanca resulte un revulsivo, el que fuera vicepresidente en la era Obama ha usado la vuelta al Acuerdo de París como arma durante las elecciones.
Esto podría implicar políticas medioambientales más estrictas, pero que no afectarían de forma catastrófica a la industria norteamericana. Biden no se decanta del todo por el libre comercio sin barreras; de hecho es de la opinión de ‘mejor hacerlo en América’ que tanto ha exprimido Trump.
De momento lo que sí se puede anticipar es que ofrecerá mayor estabilidad regulatoria.
Los directores ejecutivos de Barclays y la Bolsa de Valores de Londres creen que Joe Biden cambiará la política climática global y destacan que la vuelta de EUUU al Acuerdo de París -que de momento se queda en intención- es un signo inequívoco de ello.
Según explica The Wall Street Journal, Biden se ha comprometido a crear un millón de empleos en el sector automotriz como parte de un plan más amplio para apoyar la energía limpia y abordar el cambio climático.
También ha prometido 400.000 millones de dólares en inversión pública para la transición a energías limpias, incluida la tecnología avanzada de baterías y vehículos eléctricos, así como puntos de recarga.
En este sentido, ha manifestado su deseo de electrificar la flota presidencial con coches eléctricos ‘made in USA’ (no podemos esperar a ver a ‘La Bestia’ electrificada) y crear un plan de incentivos a nivel nacional, para ir eliminando del parque los coches más contaminantes.
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La noticia
El lobby alemán de la industria automotriz ya busca que Biden elimine aranceles a los coches europeos
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Motorpasión
por
Victoria Fuentes
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